31 oct 2010

Esquinas

Algunas de todas las esquinas fueron nuestras:
el leve balanceo de tu espalda afirmó las paredes
de ladrillos a la vista,
afirmó las baldías y las puertas flotantes
las luminosas y las umbrías,
algunas de penumbra donde
a tientas busco tus palabras besándome, donde busco
tus oráculos de misterio y nostalgia
donde apenas veo el humo del cigarro
marcando el compás
como caminos de infancia que se elevan hasta el vacío
sin memorias ni flores de artificio crecidas sobre el argamasa
que sobre las ochavas guarda el leve roce de tu espalda,

porque algunas de todas las esquinas fueron nuestras
algún instante de la vacilación de tu espalda sobre las ochavas
estallando en mayo o abril o junio, estallando otoño
o primavera, estallando una revolución, tres pupilas, dos latidos
mil vértebras, dos tacones, una esquina que será siempre nuestra,

como alguna de las ochavas de cemento que ya lo son
esquinas coronadas como puertas de bares, livianas - flotan,
padecen emergencia oceánica, sales en tus trajes de verano,
Poe en tu cartera, huele rancio, -cómo asalta lo futuro
cómo apremia lo pasado y fracasa lo presente,

no confundas, no es ternura, es otra esquina, como esta, como tantas
que fueron nuestras, no te horrorices, no te levantes ni te marches,
quedate, a orillas del vendedor ambulante,
a la margen del fruto de la rutina,
y sumergime dentro
de algunas de las esquinas que ya son nuestras
y quedate cerca
hasta que las ruinas
de lo que fueron nuestras esquinas – me hablen
me cuenten cómo les ha ido,
cómo fue que cambiaron de amantes,
cómo es el resplandor sin nosotros, cómo las sombras proyectadas
cómo las estatuas de cemento acumuladas – en vela
responden al dejar un fragmento muerto
al lado de los nuestros.

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