19 ene 2011

La Tarde

Fumando
Compuesto de partículas elementales
Frente a la ventana del patio interno donde
se dan cita: origen- destino- final.
Vuelan cenizas
Algo acaba de morir.
Alguien me espera llegar.
Alguien ya no me espera.
Yo espero a alguien.

Buenas tardes, don Vicente. Buenas tardes, don Roberto.
Vuestros libros me acompañan.

Fumando…
Hecho de partículas elementales, indivisibles.
Hay un horizonte. Es nuestro.
Donde no llega el cáncer, un accidente, un asesinato.
Algo agoniza en la tarde
Algo se detiene en la tarde
Algo muere en la tarde.
Alguien ya no me esperará llegar.
Alguien ya no me esperará.

Sin embargo, yo seguiré esperando.

La espera
mi partícula elemental.

El horizonte
donde vuele la agonía.
La agonía
lo que muera en la tarde.

Caja de música

Al auxilio de nosotros mismos
Abriste la tapa de aquella caja.
Voló el polvo como los pesares.
Y sólo quedó la música
Y la bailarina girando girando girando.
Sin palabras, tomados de las manos
La música calmó nuestras fieras.
La música nos amaba.
La música cesó.
Se deshizo en miles de angustias para tu silencio.
Al rescate de nosotros mismos le di cuerda.
Pero la bailarina no giraba, la melodía ya no era la misma.

¿Qué cambió la dirección del azar en aquel instante?
¿Acaso osciló ciega la luz proyectada de las sombras?
¿Qué palabras debimos decirnos y callamos?

Lo rompiste, dijo.

Como siempre, tienen razón.

Al Ello

Perdóname por tanta reverberación de espíritu
por lavarme las manos antes de tiempo,
perdóname por matar agonías en lugar de columpiarlas
(para que lleven y traigan consigo a las mujeres que me quisieron),
por guardar en un bolsillo la vanidad
y agujerearlo por detrás para evitar la vergüenza.
Perdóname por el español neutro, perdóname,
por explorar con cartas de amor tu memoria de niño consentido
o de dios todopoderoso o de maní dentro de la cáscara cerebral,
perdóname, perdóname, por dar clases y escribir, pero no me perdones
por hacerlo cuando se me viene en gana, perdóname por hacerlo
de forma metódica, organizada, perdóname, paladín del caos,
repito, perdóname, me quisiste vagabundo, croto, linyera,
marinero, prostituto, tumbado al son de la milonga,
me ansiaste flaco rocín errante caballero, país muriendo,
carroza real magnicida abdicante de la razón, destruyendo todo a mi paso,
como un huno ebrio y desenfocado y distorsionado
así me quisiste, así me soñaste, así gobernaste estas estructuras psíquicas,
torre de Babel en llamas, Sodoma y Gomorra aún más depravadas,
catorce y veintiún y veintiocho plagas cayendo, que se moderan,
ceden y amainan, cuando cae enero, hago el amor y la cama,
acomodo la alfombra, bebo de un vaso y brindo a tu salud.