22 mar 2010

Trejo



En un sórdido ¿homenaje?
por haberme dado la dudosa ¡¿insipiración?!

Basta de Mario Trejo. Por hoy basta de Trejo, que necesito escribir. Si lo sigo leyendo, mis poemas serán malas reescrituras suyas.
Basta de Mario Trejo. Él no escribirá por mí, no se sentará en mis pocos ratos libres, escapando del trabajo, para garabatear poemas que ganen dinero en concursos literarios. No escupirá de mi garganta historias en forma deformada de cuentos cortos y logarítmicos. No cerrará las heridas avinagradas de personajes ariscos.
Basta de Mario Trejo. Tengo que dormir, mañana es día laborable y empieza a intrusear el sol por los postigos. Si sigo leyendo, mis poemas serán ratas royendo las ideas de algún insoportable inspirado espirando metáforas y buena sintaxis. Basta de Trejo, no me quiero poner rabioso, mi mujer está harta de verme cerrar libros y arrojarlos contra la pared, de tan fuertes.
Basta de Trejo. Por hoy basta de Mario, leerlo es recordar la correntada de versos que me trajeron hasta acá. Que me impidieron amar lo realmente amable de la vida. El dinero, la plata, la guita, el vento, el filo, todos los nombres sinónimos para nombrar lo único amable de la vida, que si no duermo por leer a Trejo nunca tendré.

Y entonces,
Basta de Trejo.
No quiero exilio, ni lentitud de marihuana, ni dormir con Ofelia.
No deseo los laureles de la noche, los amigos viajando, los muertos conversándonos.
Mi generación (te lo contaré: no seré cruel)
Mi generación fuma la pólvora blanca y húmeda que traen del norte,
Quema la yerba en fogata paranoica pasiva y egoísta ególatra,
Escucha a Ofelia cantar en la ducha moviendo millones de crédulos.

Generación perdida, tal vez; noche perdida, no me resigno.
Y tengo que decírtelo, mi uso de la palabra es falible,
Confundo revólver por conclusión, por lo persuasivo
Besos con mar, por lo salado e intempestivo.

Y tengo que advertírtelo, voy a cerrar el libro. Tanta inutilidad aunada en forma de poemas que hoy leo al alba sobre un viejo sillón en un departamento de La Plata, nada tiene que ver con los poemas que olvidaré luego de leerlos al alba sobre un viejo sillón en un departamento de La Plata.
Y basta de Trejo. Mañana en un sórdido ¿homenaje?, escribiré un poema acerca de cuánto le debo a unos poemas por haberme dado la dudosa ¡¿inspiración?! para escribir un poema acerca del punto final a la lectura de un poeta que apenas me permitirá dormir esta noche.
Y basta de Trejo por hoy, quizá hasta mañana.



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